Cantándole a la Virgen del Pilar
Hay
que reconocer que es un cuadro encantador.
La
devoción a la Virgen, llamémosla como queramos, está muy arraigada en España.
En su advocación del Pilar adquiere un protagonismo muy sobresaliente. No
sabemos cómo empezó esa tradición mariana por la que nos ha llegado que al
propio apóstol Santiago se le apareció, en carne mortal, a orillas del Ebro. Y
menos aún cómo vino aquí el hermano de san Juan Evangelista para iniciar la
evangelización de nuestra patria. Sin embargo, la presencia del cristianismo en
nuestro suelo es irrefutable, y el amor de los españoles a la Madre de Dios es
indiscutible.
Alfonso Gil González