PARA ACABAR EL DÍA
La luna y las estrellas han salido
-luminarias del día que fenece-
invitando a que presto yo Te rece
en capilla cordial, agradecido:
por las horas de un tiempo bendecido,
por la cuna que a los niños mece,
por el duro trabajo que merece
el jornal del obrero, ya rendido;
por los pobres, humildes y sumisos,
el alma que se siente enamorada,
los consejos del sabio, tan concisos,
por todo lo vivido en la jornada:
los sueños, quehaceres, compromisos,
los sublimes deseos... y la nada.
Alfonso Gil González