Ascensión al cielo
Leemos en Marcos 16,19 que el Señor Jesús, después de hablarles a los discípulos para enviarlos por todo el mundo a anunciar la Buena Nueva, fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. El evangelio de Lucas 24,59 añade que los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo y, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Ahora bien, el camino de Jesús es el nuestro. No andamos a ciegas. Nuestra meta no es la muerte. Nuestra esperanza está sólidamente construida en Jesucristo. Toda nuestra existencia tiene que ser un ascender al cielo… hasta llegar.
Alfonso Gil González