DECIMOTERCIA ESTACIÓN
Bajado de la cruz el Hijo amado
por los pocos amigos que tenía,
lo tiene cabe sí Santa María,
virgen madre del Verbo humanado.
Todo el suelo quedó iluminado
por la luz que esa lámpara encendía.
Así, siendo noche, era de día,
día eterno que surge inmaculado.
Estampa sin igual, belén cambiado,
sin canto angelical ni villancicos.
Al cordero-pastor se ha inmolado.
Sólo queda que tú, emocionado,
hechos tus pecados como añicos,
los quemes en brasero tan preciado.
Alfonso Gil González