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viernes, 26 de junio de 2015

NUESTRO FIN CREACIONAL

NUESTRO FIN CREACIONAL


A tocar este tema nos lleva el siguiente paso en lo que hemos escrito, antes, sobre el "camino de perfección", dado que fe y racionalidad nos llevan a preguntar sobre la razón del mundo y de nosotros mismos.
Puesto que la teoría del Big Bang en nada contradice la creación, tal como la entendemos los creyentes, por parte de Dios, y ello ha quedado, una vez más, ya manifiesto en las III Jornadas sobre Ciencia y Fe, celebradas hace unos días, hay que añadir que Dios lo ha creado todo para Sí, ya que sólo Él puede ser la finalidad última de cuanto hace. Es esa finalidad la que indica la pauta de la de cada uno. Como dicen los teólogos, si su poder es la única razón del principio de todo, su gloria ha de ser la única razón de todo como fin.. Y ello nos incluye. Ahora bien, no puede haber otro bien esencial que ese mismo fin.
Decimos con toda razón que hemos sido creados para su gloria, y que en ella consiste nuestra felicidad. Solamente esto justifica nuestro ser en la tierra y nuestra resurrección para el cielo. Felicidad y fin se confunden en el ser humano y en toda criatura. Es así como Dios ha unido nuestra felicidad a su gloria, nuestro interés al suyo, nuestra vida a la suya y nuestro ser a su Ser. Si Dios, en su Hijo, ha manifestado inequívocamente esta unión de su voluntad creadora y de nuestra felicidad, es por medio de Jesucristo por el que somos llamados a la eterna alabanza. Quizá podemos atisbar, ahora, que la verdadera desgracia humana estaría en la inadecuación de nuestra voluntad respecto a la del Creador, ya en este mundo visible y terreno.
Por el contrario, la perfecta unión entre la voluntad divina y la humana es lo que podemos entender por "salvación", ya también en este mundo como primicia.
Es, desde esta perspectiva, que hemos de tener el máximo respeto en el uso de la Naturaleza, de los seres racionales y de los que no tan racionales, porque la unidad de la creación e indiscutible. Todos somos instrumentos, unos de otros, para la consecución de ese fin creacional que, además, nos hace felices. Ningún hombre sensato emplearía un instrumento para uso distinto de aquel para el que ha sido hecho. En esta caso: para Dios.
Esto nos lleva a tratar sobre la LIBERTAD. pero eso será en el siguiente capítulo.

Alfonso Gil González

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