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Cristo y los fariseos
Marcos, en su capítulo 7, nos muestra con toda precisión qué sea el fariseísmo judío y el fariseísmo de todos los tiempos y hombres. Aferrados a la tradición de los antiguos, consideran pecadores a los que piensan que no siguen esas tradiciones. Jesús les recuerda un texto del profeta Isaías: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de Mí. En vano me rinden culto, pues enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.
Los fariseos son capaces de violar el precepto divino para seguir esas tradiciones humanas, anulando así la Palabra de Dios. Y es que lo de afuera no contamina al hombre, sino lo que sale del corazón, porque de él salen las malas intenciones, robos, fornicaciones, asesinatos, avaricias, envidias, injurias, insolencias y toda clase de maldades.
Alfonso Gil González
