Adoración de los pastores
Avisados por los ángeles del cielo del nacimiento de Jesús, corren presurosos al establo de Belén, donde yace el Mesías sobre unas pajas, al calor liviano de la respiración de una mula y un buey.
Dios ha venido para los sencillos, para los pobres de corazón, es decir, para los capaces de recibirle. Se tiene que producir, poco a poco, la reacción contraria a la desobediencia primera, que tantos males trajo a la humanidad. Hay que recuperar de nuevo el Paraíso. Se va a producir una nueva “creación”.
Alfonso Gil González