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EXÉGESIS BÍBLICA
Se entiende como tal el estudio crítico de la Biblia, tanto del Antiguo como del Nuevo testamento. Ello es premisa elemental para la teología judeo-cristiana, y para la lectura y comprensión adecuada del libro Sagrado que, escrito en hebreo en su mayor parte, fue traducido al griego en el siglo II antes de Cristo. Por otra parte, también el Nuevo Testamento fue escrito en griego durante la segunda mitad del siglo I de nuestra Era.
Lo primero que se impone es la CRÍTICA TEXTUAL, que ha de tener en cuenta los manuscritos hebreos y griegos, las diversas versiones y comparaciones, cono son: la siríaca, la copta, la latina, la armenia, la geórgica y la de Etiopía, con su multiplicidad de lenguaje, que obliga a estudios comparativos.
Eso entronca con la CRÍTICA FILOLÓGICA, que estudia vocabulario, gramática, estilo, etc...
Se produce, así, la CRÍTICA LITERARIA, examinando los géneros literarios, la estructura, la documentación, y el proceso de tradición oral con sus posibles variantes lingüísticas.
Por tanto, lo anterior influye en lo que se considera como Tradición, con su respectiva CRÍTICA FORMAL y técnica y, naturalmente, con la CRÍTICA HISTÓRICA , y, en sentido más amplio, con el estudio de las religiones.
La exégesis bíblica conlleva, igualmente, los diversos aspectos o puntos de mira interpretativos. Así: la interpretación literal, la interpretación moral, la interpretación alegórica, y otros principios herméuticos, como el paralelismo.
Todo este proceso tiene sus propias connotaciones en la exégesis del Judaísmo, en que hay que distinguir los grandes períodos de la época del exilio, de la época helenística, de la época medieval y de la época moderna. Y las connotaciones propias de la exégesis del Cristianismo, que se desarrolla, también, en grandes etapas, cuales fueron la de los Padres Apostólicos, la de los Santos Padres, la medieval centralizada en la figura de Santo Tomás de Aquino, la de la Reforma del siglo XVI y la época moderna.
En nuestros días, Rudolf Bultmann y Martin Dibelius han sido pioneros del estudio de la crítica formal del Nuevos Testamento. Y, respecto al Antiguo, lo han sido Hermann Gunkel y Sigmund Mowinckel. Todos ellos, a cabalo entre los siglos XIX y XX.
Pero, por la parte católica han destacado la figura de Jean Danielou y los Dominicos de la Escuela Bíblica y Arqueológica de Jerusalén, asó como el Pontificio Instituto Bíblico de los Jesuitas. A ello hay que añadir el notable impulso por el Vaticano II.
Alfonso Gil González
