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Convirtiendo el agua en vino
El evangelio de Juan nos relata las bodas de Caná de Galilea. Asisten, como invitados, Jesús, sus discípulos y la madre de Jesús. Ésta se da cuenta de que el vino no va a ser suficiente: se les está acabando a los novios. María interviene. Ella es la que se da cuenta. Recurre a su hijo. Éste le dice que aún no ha llegado su hora, pero manda llenar unas tinajas de agua y hace que la pruebe el maestresala. Éste, a su vez, va al novio y le hace observar que el vino mejor lo ha dejado para el final, muy contrariamente a la costumbre.
Pero Juan nos da una de las lecciones más bellas de teología bíblica, y todavía hay a quienes no les interesa sacar todas las consecuencias de ello.
Alfonso Gil González
