Bajó a los infiernos
Sí, descendió al lugar de los muertos. Es decir, murió realmente con una muerte que sería la salvación de todos, vivos y muertos. Mateo lo refleja diciendo que se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron, acompañando a Jesús en su resurrección y apareciéndose a muchos.
Se ha producido, por tanto, la victoria definitiva sobre la muerte, sobre toda muerte. La muerte terrena es un cambio, pero no una aniquilación. No es una vuelta a la nada. La vida es eterna, porque Cristo es la Vida.
Jesucristo es nuestra garantía absoluta.
Alfonso Gil González