ARROZ Y CONEJO
Rico manjar de reyes envidiado,
que no podrán gustar por no haber ido
con el grupo cantor, ni compartido
fraterna invitación de mi cuñado.
Gualdo arroz de conejo desnucado,
que no pudo escapar y que, aterido,
de Consuelo en las manos cae vencido,
para darnos su carne de inmolado.
Banquete que con vino se acompaña
y con pan de verdad cocido al horno,
y con frutos del campo se remata.
Cosa par no se da en toda España:
que, sentados amigos a su entorno,
tan felices seamos con su cata.
Alfonso Gil González
Madrid, julio 1991